Título: El patio de mi cárcel
Dirección: Belén Macías.
Interpretación: Candela Peña, Verónica Echegui, Ana Wagener, Blanca Portillo, Violeta Pérez, Natalia Mateo, Maria Pau Pigem, Tatiana Astengo, Ledicia Sola, Blanca Apilánez, Susi Sánchez, Patricia Reyes Spíndola.
Guión: Belén Macías y Arantxa Cuesta; con la colaboración especial de Elena Cánovas.
Producción: Agustín Almodóvar y Esther García.
Montaje: Alejandro Lázaro.
Trailer El patio de mi cárcel
Estreno en España: 26 Septiembre 2008
¿Debo ir a verla? Sólo por ver a Candela Peña, merece la pena
El tema es el que es y, a priori, sonaba a película melodramática con tintes sociales carente de interés y con menos argumento que reparto. Pero no, pese a todo lo demás, el reparto y el drama social que se vivió en los 90 por la proliferación de las drogas entre la gente joven, compensan y mucho.
Y es que es inevitable hablar de las actrices en esta crítica, ya que son la película en sí misma. Ver a Candela Peña siempre es un auténtico placer. Desde que la vi en Princesas, me cautivó su mirada, su forma de expresar los más dulces sentimientos sin pronunciar una palabra: eso, señores, es tener ángel, tener el don de transmitir y lo demás, es otra historia.
Casi idénticas sensaciones, aunque quizá menos intensas, me provoca Blanca Portillo: con Volver redescubrimos a la habitual intérprete de comedia televisiva, reconvertida en una actriz de método, con ganas de sacar todo el drama que llevaba dentro. Y lo consiguió y vaya si lo consiguió.
Y pese a que Verónica Echegui no despierta en mí esa devoción, he de reconocer que defiende su papel de yonki con uñas y dientes. Por algo se oye su nombre entre las candidatas al premio de mejor actriz en el Festival de San Sebastián.
¿La historia? Es la que os imagináis a priori: un grupo de reclusas monta un grupo de teatro como medida de reinserción de una funcionaria de prisiones reivindicativa. Tampoco da para mucho la historia, a parte de líos de faldas, celos, día a día en una cárcel y la famosa institucionalización que ya nos descubrieron con mucho mejor guión en Cadena perpétua.Pero he de reconocer que, a pesar de lo trillado y de la ausencia de brillantez, emociona y deja buen sabor de boca.
Valiente apuesta de Belén Macías, que se ha dejado el alma y el corazón en retratar un tema ya olvidado por todos, con un excelente elenco de actrices que han creído en ella y su historia, para demostrar que, después de una condena, te quitan la libertad, pero sigue habiendo una persona tras los barrotes.
nillo86
No entiendo por qué la Directora se niega en aceptar que esta película está basada en la vida específica de presas, con nombre propio, y en el personaje que encarna Candela Peña.
Creo que haría el proyecto más bonito de lo que ya es.
paula
Esta tarde he estado leyendo las criticas de la pelicula, previo visionado en el cine. La verdad es que me esperaba, despues de todo, otra cosa. Mucho peor, por supuesto, despues de todo lo leido, pero la verdad esq la pelicula me ha gustado mucho. Las actrices estan genial, pero a parte, la pelicula (por mucho que se empeñen en decir que es la tipica españolada de mujeres), es diferente a lo que ahora estamos acostumbrados a ver. Echaba de menos ver una pelicula asi, que te cuente el mundo de las presidiarias y sobre todo el miedo y la soledad q sienten al salir a la calle libres, despues de acostumbrarse a estar entre rejas. Os invito a que la veais.
Lucía Ferrer
Paula, lo cierto es que a mí me gustó, es un canto a la vida desde la marginalidad, y, a pesar de la temática triste, te deja con buen sabor de boca.
Por si no había quedado claro, yo también recomiendo ir a verla al cine. Pero no es El Padrino, desde luego…
Sara Freire
He visto la película y conozco en primera persona la trayectoria del Teatro Yeses y su directora Elena Cánovas. Si bien siento orgullo porque Belén Macías se haya fijado en estas chicas, creo que el resultado final no refleja los elementos claves: el teatro como recurso de reinserción social para las presas, y el desafío de introducir dicha iniciativa en una democracia tan joven en las instituciones penitenciarias de entonces, de mano de una mujer con nombre propio. En su lugar, Belén Macías opta por la demagogia de la vida adversa de estos personajes, las presas, y encima, no tiene el valor de dignificar a las Yeses como es debido, reconociendo una «inspiración libre» en los hechos, y no que se basa en ellos, y calcando la vida en primera persona del personaje de Verónica Echegui rodeado de miserias, y sin ni siquiera un reconocimiento póstumo.
Una vergüenza comprobar lo que se esconde detrás de esta producción.