La nostalgia se ha convertido en uno de los principales motores de Hollywood en los últimos años. Más en concreto, el periodo que se extraña fundamentalmente son los años 80, esa década en la que el cine no pasaba en la mayoría de los casos de industrial, superficial y excesivo (aunque las excepciones son incontables). Debe ser que los vivieron aquellos años con más intensidad, los niños y jóvenes de los 80, son los que están hoy al mando de los departamentos de producción, ya que de otra forma no se entiende que no haya serie de televisión, personaje o estrella venida a menos de la década prodigiosa que no haya contado con su propio revival.
En el caso de Los mercenarios, se trata de reunir a los héroes del cine de acción que triunfaron en un momento en que este tipo de películas se valoraban más que ahora, cuando muchos de ellos ven como sus crepusculares carreras no pasan de las estanterías de los videoclubes, si es que queda alguno. Después de una primera entrega ruidosa y por lo general, decepcionante, carente del sentido del humor que a un producto así se le presupone (solamente se recuerda la secuencia del encuentro de Stallone, alma del proyecto, con Bruce Willis y Schwarzenegger), llega la secuela para aumentar el número de participantes en la reunión.
Es noticiable que, a pesar de que el material promocional puede llevar a equívoco, el grupo de currantes de la pólvora no crece demasiado, ya que Jet Li desaparece en el prólogo y otra nueva adquisición que no desvelaré resulta muerto en combate poco después, lo que sirve de excusa para la poco creíble puesta en marcha de un guion construido sobre cuatro apuntes, entre ellos un holocausto en un pequeño pueblo de Albania más bien vergonzante. No deja de ser cierto que al espectador de Los mercenarios 2 le importa poco o nada el guion, y que lo que busca son apariciones estelares de gente como Chuck Norris (a su cargo el mejor momento de la película, aunque su intervención sabe a poco) o el experto luchador reconvertido en malo malísimo Jean Claude Van Damme.
El resultado de todo ese batiburrillo de rostros desgastados es una película de nivel similar a su predecesora. Simon West, que sustituye al propio Stallone en la dirección, es un artesano al que no le deben dar miedo los retos, pero que ha resuelto de forma rutinaria la acción, deslavazada y cutre frente al potencial de los tipos que la ejecutan. Lo peor son sin duda esos apuntes melodramáticos que antes mencionaba, que impiden disfrutar al máximo del disparate, que es lo que debería poder hacerse. ¿Será la tercera película la que contenga por fin la cuota exigible de carcajadas? Esperemos que sí, ya que en caso contrario empezaremos a sacar explicaciones algo así como freudianas del asunto (¿ver armas disparándose infinitamente como terapia contra la insatisfacción sexual?) y les juro que no queremos hacerlo.
Titulo: Los mercenarios 2
Título original: The Expendables 2
Director: Simon West
Duración: 102 minutos
Fecha de estreno: 24 de agosto
Intérpretes: Sylvester Stallone, Jason Statham, Dolph Lundgren, Terry Crews, Randy Couture, Yu Nan, Jean Claude Van Damme, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Chuck Norris, Jet Li, Liam Hemsworth, Scott Adkins, Charisma Carpenter, Amanda Ooms.
Los mercenarios 2, la película soñada por los niños de los 80
¿Debo ir a verla?
Julio Soto
¿Sabéis que existe un juego en flash del tipo «tower defense» de esta película?
http://www.gamerfish.com/tower-defense/expendables-2-tower-defense/
Y con sus caritas digitalizadas y todo 🙂
Julio Soto
Por fin la he visto. Y ha sido decepcionante, porque no pasa de ser una exhibición de disparos y muertos por doquier que alcanza su cénit en los últimos minutos, momento en el que podremos disfrutar de un enfrentamiento tan masivo y absurdo que más bien parece un «shot´em up» similar al ofrecido por Arnold en «Commando» o en videojuegos como «Operation Wolf» o «Cabal». Un mata-mata continuo, en donde la historia no hay por donde cogerla.
Por lo demás, todo lo que cita Antonio es cierto. La película es un reparto coral tan generoso que no puede sobrevivir como conjunto, lo que obliga a eliminar personajes o limitar algunas apariciones de viejas glorias a meras anécdotas más tristes que otra cosa.
Y, si bien es cierto que uno no ve estas películas esperando virguerias en el guion, no menos cierto es que el de esta película es vergonzoso. Ni tan siquiera hay un poco de chispa o gracia entre estos machacas carrozones (copyright de Juanma, ok) de espíritu cansado y aire tristón.
Lo más que cabe encontrar es una sucesión de chistes patéticos relacionados con la vejez y el pasado de los protagonistas, por medio de los cuales intentan reírse de sí mismos con poco éxito y mucha pena. Esa clase de chascarrillos antes los cuales el espectador esboza una sonrisa de compromiso mientras barrunta que la edad es muy perra.
En general la película transmite una sensación parecida a cuando uno se come un producto de bollería industrial rancio mientras piensa: «Aún se puede tragar, pero habría sido mejor idea comérmelo cinco meses antes».
Mención especial para el horrible doblaje que Constantino Romero le ha puesto a Arnold (fuente: eldoblaje.com), desganado e incluso con falta de sincronía en los labios. No entiendo qué le ha pasado a este hombre, Constantino, que tan bien lo hacía en el pasado. Es como si le importase un pimiento este trabajo. Con decir que me dieron ganas de haberla escuchado en versión original. Y eso, siendo Arnold, son palabras mayores.
Me gustó más la primera, y mira que era floja. Al menos no pretendía dársela de graciosilla ni olía tanto a geriátrico.