Llegado a un punto de la vida, las personas tienen la necesidad de compartir su vida en pareja con alguien que creen es especial y llega entonces el momento de tomar decisiones y aprender a establecer prioridades. Tampoco es que sea conocer a alguien que pueda resultar interesante, pero cuando se encuentra y se decide iniciar una relación sólida, les da miedo adquirir un compromiso
El miedo surge ante la expectativa de cambio y cuando la persona ignora sus propias capacidades, es más frágil y débil ante las circunstancias al cambio. Entonces tiende a huir porque no quiere o no sabe responsabilizarse de los cambios o el futuro y por alguna mala experiencia del pasado.
Con el compromiso se tiene miedo de perder autonomía, les asusta ser responsables de sus actos y consecuencias, de tomar decisiones, de expresar sus opiniones. Por lo tanto también hay una dificultad para expresar las propias emociones. Intentan no profundizar en lo que piensan y sienten de forma que las conversaciones que mantienen tienden a ser superfluas para no mostrar sus inseguridades y sentirse inferiores.
Mayormente este tipo de personas son unos natos consquitador@s e incluso buscan una relación estable, pero posteriormente su miedo a la intimidad les creará confusión y empezarán a crear y a creerse excusas y argumentos contra la pareja para poder escapar de una relación que inicialmente habían buscado.
El miedo es una emoción que aparece cuando se percibe una situación de amenaza y peligro. Cuando el miedo surge ante experiencias placenteras y que aportan felicidad, estamos ante un miedo irracional que puede causar mucha insatisfacción y frustración si no se intenta afrontar y combatir.
El mejor modo de combatir estos miedos es conocerlos realmente y sanearlos con nuevos pensamientos más adecuados y ajustados a la realidad.
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