La dieta a base de proteínas es hipocalórica y te aporta más nutrientes de este tipo que una normal, pero en cantidades controladas, reduciendo los hidratos de carbono, azúcares y grasas. Es apta para personas sanas que no estén sometidas a ningún tratamiento farmacológico y que quieran perder nueve kilos como máximo.
Este régimen suele dividirse en cuatro fases: inicial, adelgazamiento, transición y estabilización, y en cada una de ellas puedes combinar una gran variedad de preparaciones ricas en proteínas e hipocalóricas con alimentos convencionales.
Lo mejor será que un profesional de la salud te asesore mientras tanto. Él te dirá, en función del peso que desees perder, de tu edad y tus condiciones físicas, cuánto debe durar cada una de las fases, cómo tienes que ir introduciendo los distintos alimentos y en qué cantidad. Así se van incorporando, de formas progresivas, hábitos saludables para que, una finalizada la dieta, se alcance una alimentación equilibrada que te permita no volver a engordar pasado el tiempo.
Una vez eliminados los kilos que te sobraban, lo que más te sorprenderá es la pérdida de volumen que has conseguido, sobre todo en aquellas zonas en las que más se acumula la grasa. Para mantenerte en el peso que has alcanzado, es importante que respetes las cinco comidas diarias, bebas dos litros de agua al día y hagas ejercicio regularmente. Si necesitas calmar el hambre entre horas o compensar excesos, opta por los preparados hipocalóricos y ricos en proteínas de alto valor biológico.
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