Sabemos que el desayuno es la comida más importante del día. Por la mañana podemos permitirnos comer todo tipo de alimentos puesto que tenemos el resto del día para quemarlos y saltarse este paso es una mala costumbre que muchas mujeres no tienen en cuenta.
Después de varias horas durmiendo, el cuerpo se levanta en ayunas, y es fundamental tomar alimentos para el resto del día desde primera hora de la mañana y no al revés. Si se llega a la hora de comer arrastrando el hambre del desayuno, se comerá más y más deprisa de lo normal.
También, lo ideal es que la cena sea ligera, a base de proteínas que no sean grasas, para que el metabolismo trabaje mientras dormimos.
La Doctora Marta Aranzadi para Telva recoge estas declaraciones: «Durante el sueño se regulan los ciclos hormonales del cortisol y la hormona adrenal que, a su vez, regulan el resto de metabolismo (tiroides y pancreático)».
Si no se duerme suficiente, unas ocho horas, este metabolismo no funciona adecuadamente durante el día y, tras las horas de ayuno en que estás mientras duermes, se empieza a secretar insulina y a acumular grasa como fuente de energía, ya que el organismo no se ha desconectado de sus funciones, que es lo que ocurre al dormir.
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