Las rabietas o berrinches no son más que los enfados de los niños de cualquier edad pero son más frecuentes entre los 18 meses y los 3 años.
Las rabietas infantiles pueden estar originadas por un enfado , confusión y temor y suelen ser un comportamiento normal en los niños pequeños porque todavía no saben expresar bien sus emociones y lo hacen con gritos y pataletas a las que los padres debemos poner límites.
Podemos decir que una rabieta o una pataleta es un conjunto de emociones negativas de frustración o de rabia porque no consiguen lo que quieren o porque le salen las cosas mal.
Las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo de los niños y va desde los 18 meses hasta los 4 años, aunque en ocasiones pueden durar más tiempo.
Los niños afrontan las negativas con las rabietas que pueden hacer perder los nervios a cualquier adulto pero debemos entender que las rabietas son parte de su etapa de maduración y con ellas aprenden a poner límites a las situaciones de frustración.
Causas de las rabietas
Existen muchas causas que pueden originar una rabieta y entre ellas destacan:
- La primera causa de la rabieta de un niño es llamar la atención, por eso si recibe una recompensa entenderá que debe armar otra rabieta cuando quiera algo que no tiene o no puede alcanzar
- La segunda causa de las rabietas es querer algo que no tiene
- Otra causa de las rabietas es la independencia y la frustración de no conseguir lo que quiere él solo
- Otra causa de las rabietas son los celos entre hermanos
Consejos para afrontar las rabietas
Los siguientes consejos te ayudaran a llevar de mejor modo las rabietas de tu hijo
- Ante una rabieta debes en primer lugar mantener la calma y la paciencia
- Trata de ponerte en el lugar de tu hijo y trata de entender su realidad que es distinta a la tuya
- No te dejes llevar por los gritos y trata de enseñarle que con los gritos no se consigue nada
- Trata de retirar de su alcance todas las cosas con las que pueda lastimarse
- No temas las rabietas en público, compórtate igual que lo haces en casa
- No ignores a tu hijo porque eso aumentará su enfado
- Trata de ser flexible y no le pongas tantos límites a tu hijo, recuerda que es un niño y tienes que dejar que lo siga siendo
- Una vez tomada una decisión no cambies de idea porque tu hijo no lo entenderá
- Explícale las cosas con calma y cariño para que tu hijo pueda entenderte, aunque al principio parece que no lo hace
- Ante una rabieta respira y recuerda que tu eres el adulto
Recuerda que ante las rabietas debes poner límites con cariño y dejando claro que siempre pueden confiar en ti.